Las fracturas por estrés son lesiones óseas comunes, especialmente entre deportistas y personas que realizan actividades físicas repetitivas. A diferencia de las fracturas agudas, que ocurren debido a un trauma repentino, las fracturas por estrés son el resultado de un microtrauma acumulativo sobre el hueso. Este tipo de lesión se produce cuando los músculos fatigados no pueden absorber el impacto repetitivo, transfiriendo la carga excesiva a los huesos, lo que provoca pequeñas fisuras.
Estas fracturas son más frecuentes en los huesos que soportan peso, como la tibia, el metatarso y el fémur. Entre los factores que aumentan el riesgo de desarrollar una fractura por estrés se incluyen el aumento repentino de la actividad física, la falta de acondicionamiento adecuado, el uso de calzado inadecuado y condiciones de salud subyacentes que debilitan los huesos, como la osteoporosis.
Signos y síntomas de las fracturas por estrés
Identificar una fractura por estrés puede ser complicado debido a la naturaleza gradual de su aparición y la similitud de sus síntomas con otras lesiones musculoesqueléticas. No obstante, existen ciertos signos y síntomas característicos que pueden indicar la presencia de una fractura por estrés:
- Dolor gradual: Uno de los primeros signos de una fractura por estrés es el dolor que comienza de manera gradual y empeora con la actividad física. Inicialmente, este dolor puede ser leve y aparecer sólo durante el ejercicio, pero con el tiempo puede volverse persistente incluso en reposo.
- Sensibilidad localizada: La sensibilidad localizada en un punto específico del hueso afectado es otro indicador clave. Al presionar el área afectada, se puede sentir un dolor agudo que señala la ubicación exacta de la fractura.
- Hinchazón y moretones: Aunque no siempre están presentes, la hinchazón y los moretones alrededor del sitio de la fractura pueden ocurrir, especialmente si la lesión es más grave. La hinchazón es generalmente leve y localizada.
- Reducción de la capacidad funcional: Con el progreso de la fractura, la capacidad funcional del área afectada puede disminuir. Por ejemplo, una fractura por estrés en el pie puede hacer que caminar o correr se vuelva extremadamente doloroso y difícil.
- Cambios en la marcha: Las personas con fracturas por estrés en las extremidades inferiores pueden notar cambios en su marcha, como cojera, debido al dolor y la incapacidad de soportar peso correctamente sobre el hueso afectado.
- Hematoma o cambio de coloración en la zona afectada: Debido a la fractura por estrés, es posible que contemplemos un cambio de coloración, moratón o enrojecimiento de la zona afectada, acompañado de un dolor intenso y en ocasiones, impotencia funcional.
Tipos de fracturas por estrés
Las fracturas por estrés pueden clasificarse en diferentes tipos según su ubicación y las características del hueso afectado. Conocer estos tipos es esencial para un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado. A continuación, se describen los tipos más comunes de fracturas por estrés:
- Fracturas por estrés de tibia
La tibia, el hueso principal de la pierna, es uno de los sitios más comunes para las fracturas por estrés. Estas fracturas suelen ocurrir en corredores y atletas que realizan actividades de alto impacto. Se manifiestan como dolor en la parte anterior o interna de la pierna y pueden empeorar con la actividad física.
2. Fracturas por estrés del metatarso
Los metatarsos son los huesos largos del pie y son especialmente susceptibles a las fracturas por estrés, particularmente en el segundo y tercer metatarso. Este tipo de fractura es frecuente en corredores, bailarines y personas que pasan mucho tiempo de pie. El dolor generalmente se localiza en la parte superior del pie y se intensifica con la actividad.
3. Fracturas por estrés en el fémur
El fémur, el hueso más largo del cuerpo, puede sufrir fracturas por estrés, aunque son menos comunes. Estas fracturas suelen ocurrir en la diáfisis o el cuello femoral. Los corredores de largas distancias y los militares en entrenamiento intensivo son los más afectados. Los síntomas incluyen dolor en el muslo o la ingle, que empeora con el peso y la actividad.
4. Fracturas por estrés en el peroné
El peroné es otro hueso de la pierna que puede verse afectado por fracturas por estrés, aunque con menos frecuencia que la tibia. Estas fracturas suelen aparecer en la parte inferior del peroné y se presentan con dolor lateral en la pierna, especialmente durante la actividad física.
5. Fracturas por estrés en la pelvis
Las fracturas por estrés en la pelvis son relativamente raras pero pueden ocurrir, especialmente en atletas de alto nivel y militares. Los sitios comunes incluyen el pubis y el isquion. Los síntomas incluyen dolor en la parte baja del abdomen, la ingle o la cadera, que empeora con la actividad.
6. Fracturas por estrés en la columna vertebral
Las fracturas por estrés en la columna vertebral, aunque infrecuentes, pueden afectar a los deportistas que realizan movimientos repetitivos de flexión y extensión de la espalda, como gimnastas y levantadores de pesas. Los síntomas incluyen dolor de espalda que aumenta con la actividad y puede irradiarse a otras áreas.
7. Fracturas por estrés en las costillas
Las fracturas por estrés en las costillas pueden ocurrir en atletas que realizan movimientos repetitivos del torso, como remeros y jugadores de golf. Se presentan con dolor en el pecho o el costado, que se agrava con la respiración profunda y la actividad.
8. Fracturas por estrés en el calcáneo
El calcáneo, o hueso del talón, puede sufrir fracturas por estrés, especialmente en corredores y militares. Los síntomas incluyen dolor en el talón que se intensifica con la carga de peso y la actividad física.
9. Fracturas por estrés en el navicular
El hueso navicular del pie puede ser propenso a las fracturas por estrés, particularmente en atletas de alto nivel que practican deportes de alto impacto. El dolor se localiza en la parte media del pie y aumenta con la actividad.
10. Fracturas por estrés rotuliana
La rótula puede experimentar fracturas por estrés en atletas que realizan actividades que involucran saltos repetitivos, como jugadores de baloncesto y voleibol. Los síntomas incluyen dolor en la parte anterior de la rodilla que se agrava con la actividad.
¿Cómo se trata una fractura por estrés?
Como hemos mencionado, las fracturas por estrés son lesiones comunes que afectan a personas que realizan actividades físicas intensas, como atletas y corredores.
Se producen cuando hay una acumulación gradual de “microdaños” en el hueso debido a fuerzas repetitivas y excesivas, superando la capacidad del hueso para repararse. A diferencia de las fracturas agudas, que son causadas por un impacto súbito, las fracturas por estrés se desarrollan lentamente con el tiempo.
Diagnóstico de las fracturas por estrés
El diagnóstico preciso de una fractura por estrés es esencial para un tratamiento efectivo. Los síntomas típicos incluyen dolor localizado que empeora con la actividad física y mejora con el reposo. Inicialmente, el dolor puede ser leve y solo aparecer durante la actividad, pero puede progresar a un dolor constante incluso en reposo si no se trata.
Para diagnosticar una fractura por estrés, el profesional de salud comenzará con una evaluación clínica completa que incluye un historial detallado del paciente y un examen físico. En muchos casos, las radiografías iniciales pueden no mostrar la fractura, especialmente en las primeras etapas. Por lo tanto, se pueden utilizar técnicas de imagen más avanzadas, como la resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC), que son más sensibles para detectar fracturas por estrés.
La mayoría de las fracturas por estrés se tratan de manera conservadora, es decir, sin necesidad de cirugía. El objetivo principal del tratamiento es permitir que el hueso sane adecuadamente y prevenir futuras lesiones. A continuación, se describen los pasos más comunes en el tratamiento conservador de una fractura por estrés en fisioterapia:
- El fisioterapeuta puede intervenir para acelerar la fase de regeneración ósea y reducir el dolor, con técnicas de drenaje, miofaciales y neuromodulación. Esto ayudará a la formación de hueso y a la reducción de la inflamación y dolor.
- Además, en Clínica Arias contamos con tecnología como terapia INDIBA o campo electromagnético de tipo inductivo, con el que los resultados se multiplican.
- Una vez que el dolor y la inflamación inicial han disminuido, la fisioterapia juega un papel crucial en la rehabilitación de una fractura por estrés. Los fisioterapeutas pueden diseñar un programa de ejercicios personalizados para fortalecer los músculos que rodean el hueso afectado, mejorar la flexibilidad y la amplitud de movimiento, y corregir cualquier desequilibrio biomecánico que pueda haber contribuido a la lesión.
Además, en Clínica Arias, utilizamos técnicas avanzadas y tecnología de punta para proporcionar una rehabilitación efectiva y personalizada. Nuestro enfoque multidisciplinario asegura que cada paciente reciba el tratamiento más adecuado para su condición específica.
¿Qué puede suceder si no tratamos la fractura por estrés de forma adecuada?
El tratamiento adecuado y oportuno de una fractura por estrés es crucial para evitar complicaciones a largo plazo y garantizar una recuperación completa. Ignorar o subestimar la importancia de una fractura por estrés puede tener consecuencias graves, afectando no solo la salud física, sino también el rendimiento deportivo y la calidad de vida general. A continuación, se detallan las posibles complicaciones y riesgos asociados con el tratamiento inadecuado de una fractura por estrés:
- Agravamiento de la fractura
- Desarrollo de fracturas por estrés crónicas
- Disminución del rendimiento deportivo
- Cambios biomecánicos y compensaciones
- Pérdida de masa ósea y osteoporosis
- Problemas emocionales y psicológicos
- Intervenciones quirúrgicas necesarias
- Recuperación prolongada y rehabilitación complicada
En Clínica Arias, entendemos la importancia de un diagnóstico y tratamiento adecuados para las fracturas por estrés. Nuestro equipo de profesionales altamente capacitados está dedicado a proporcionar un cuidado integral y personalizado, utilizando las técnicas más avanzadas y la tecnología de punta para asegurar la recuperación completa y prevenir complicaciones a largo plazo. Si experimenta síntomas de una fractura por estrés o necesita asesoramiento sobre su tratamiento, no dude en contactarnos para una consulta. Estamos aquí para ayudarle a volver a su nivel óptimo de salud y rendimiento lo antes posible.
¿Cuánto se tarda en recuperarse de una fractura por estrés?
La recuperación de una fractura por estrés varía según la gravedad de la fractura, el hueso afectado, la salud general del paciente y la adherencia al tratamiento. En términos generales, el tiempo de recuperación puede dividirse en tres fases:
Fase aguda: 1 a 6 semanas
Durante esta fase, el objetivo principal es reducir el dolor y la inflamación. Es crucial evitar actividades que causaron la fractura y permitir que el hueso comience a sanar. El reposo y la modificación de actividades, junto con el uso de muletas o botas ortopédicas, son esenciales. El control del dolor puede lograrse mediante la aplicación de hielo y el uso de analgésicos.
Fase de recuperación intermedia: 6 a 12 semanas
En esta fase, se trabaja en restaurar gradualmente la movilidad y la fuerza. La fisioterapia es clave para fortalecer los músculos alrededor del hueso afectado y mejorar la flexibilidad. Se pueden incluir actividades de bajo impacto como natación y ciclismo.
Fase de retorno a la actividad: 3 a 6 meses
Durante esta fase, el paciente regresa gradualmente a sus actividades normales y deportivas. Es fundamental aumentar lentamente la intensidad y la duración de las actividades físicas para evitar recaídas. Monitorear cualquier signo de dolor y ajustar el plan de actividades es crucial.
Importancia de la prevención post-recuperación
Una vez recuperado, es vital tomar medidas para prevenir futuras fracturas por estrés. Mantener una buena salud ósea con una dieta equilibrada rica en calcio y vitamina D, usar calzado adecuado y seguir una rutina de ejercicios que incluya entrenamiento de fuerza y actividades de bajo impacto son esenciales.
¿Cómo se puede prevenir una fractura por estrés?
Una vez que la fractura por estrés ha sanado, es fundamental tomar medidas para prevenir futuras lesiones. A continuación, se ofrecen algunos consejos para reducir el riesgo de sufrir otra fractura por estrés:
- Incrementar la actividad gradualmente
- Uso de calzado adecuado
- Nutrición
- Entrenamiento cruzado
- Monitorización regular
En Clínica Arias, nuestro equipo de profesionales está comprometido con la salud y el bienestar de nuestros pacientes. Utilizamos un enfoque integral para el diagnóstico, tratamiento y prevención de fracturas por estrés, asegurando que cada paciente reciba el cuidado más avanzado y efectivo posible. Si experimenta síntomas de una fractura por estrés o necesita asesoramiento sobre cómo prevenirlas, no dude en contactarnos para una consulta personalizada.
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