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Tendinitis del Supraespinoso y dolor de hombro

Tendinitis del Supraespinoso y dolor de hombro

Tendinitis del Supraespinoso y ¡dolor de hombro!

El supraespinoso es un músculo localizado en la zona superior de la espalda, forma parte del manguito de los rotadores, se localiza por encima de la espina de la escápula (de ahí su nombre), que irá a insertarse en la zona anterior del húmero (el bazo), pasando por debajo del acromion y quedando cubierto por un músculo mucho más grande y superficial, el trapecio.

A medida que vayamos comentándolo, iremos añadiendo fotos para que sea más sencillo localizar cada estructura.

Vista posterior – Anatomía del supraespinoso

La función de este músculo es proporcionar estabilidad al hombro y permitir una abducción (separar el brazo del cuerpo).

Localización de la bursa subacromial.
Localización de la bursa subacromial.

En su trayecto hacia el troquíter del húmero (lugar del húmero donde este se ancla), discurrirá por un puente óseo/ligamentoso, conocido por corredera subacromial, o espacio subacromial (justo por debajo del acromion y la clavícula, quedando unidos por el ligamento acromioclavicular), y otro ligamento, llamado coracoacromial.

Para que el tendón del supraespinoso no roce con este puente anatómico existe una bolsa serosa, llamada «bursa subacromial», que tendrá la misión de evitar la fricción, irritación mecánica y pinzamiento de este tendón.

Como podemos ver, el supraespinoso es un músculo profundo, con un trayecto ligeramente tortuoso, pues tiene que atravesar varios planos anatómicos hasta su lugar de inserción, y una vascularización no muy generosa.

Estadística

Lo más común es que las lesiones aparezcan en paciente entre 40-60 años, en personas que realizan algún trabajo que les implica mantener o elevar el brazo por encima de la cabeza durante mucho tiempo o de forma repetida.

  1. Los factores más comunes para la alteración de este músculo/tendón son: deportistas en los que el gesto deportivo requiere elevar el brazo por encima de la horizontal de la estructura tendinosa, por ejemplo, nadadores, tenistas, lanzadores olímpicos, etc…
  2. Movimiento repetitivo (gesto laboral), que obliga a hacer pequeños movimiento rotatorios del hombro (trabajo de oficina, trabajo con el ordenador, etc…).
  3. Movimientos repetitivos/bruscos, donde usamos el hombro con mucha frecuencia y con cargas importantes, como por ejemplo, trabajos donde se levantan pesos importantes y con posturas mantenidas y comprometidas del hombro, tales como electricistas, albañilería, pintores, mecánicos, etc…
  4. Traumatismos directos o indirectos del hombro o caídas que nos puedan alterar la articulación del hombro.

Síntomas y signos

La tendinitis del supraespinoso se trata de una lesión reversible en la que se produce una alteración estructural del tendón del músculo. Hay veces que el tendón puede llegar a sufrir una rotura parcial o incluso total.

La sintomatología más frecuente de esta alteración suele ser en la mayoría de los casos dolor en el hombro, principalmente en la cara anterior y lateral. El dolor puede aparecer por la noche y es muy frecuente que el paciente refiera dificultad para dormir debido al dolor del hombro.

Estos síntomas son similares a los que puede provocar otras estructuras como es la bursa subacromial, el tendón de la cabeza larga del bíceps, alteraciones del manguito de los rotadores, lesiones del lábrum, afectación del pectoral mayor, etc…

Además, se debe destacar que la tendinitis del supraespinoso y la bursitis subacromial suelen ir ligadas, ya que la aparición de una puede llevarnos a la otra.

La Tendinitis y las roturas parciales en el tendón supraespinoso causan un ‘arco doloroso’, llamado así porque se siente dolor al separar el brazo del cuerpo en un arco de 60º-120º debido a que en ese tramo el tendón roza con el acromion. Por lo tanto, va a haber una limitación funcional y una disminución en la fuerza en las actividades de la vida diaria.

Abducción del hombro.
Abducción del hombro.

El mecanismo lesionar suele ser, como se ha mencionado anteriormente, la elevación repetida del brazo por encima de la horizontal de la estructura tendinosa es este porque tiende a rozar contra el borde inferior del acromion. Ese roce es lo que va a provocar inflamaciones, desgarros y roturas. Hay ocasiones en las que los factores anatómicos también la puede provocar como es la forma natural del acromion o un espacio subacromial reducido.

Debemos tener en cuenta que la zona distal del tendón del supraespinoso se encuentra póbremente vascularizada, por lo que esto facilita que cualquier mecanismo irritatirio de este tejido pueda llevarnos a una degeneración de las fibras del tendón, provocando una tendinopatía (que en casos muy agudos, a veces puede pasar inadvertida, pues muchas veces no genera dolores muy importantes).

El problema real se manifiesta cuando esta tendinopatía se cronifica (unos 2 meses arrastrando el problema), pues el tejido del tendón se encuentra debilitado o desvitalizado, inflamado y se produce una proliferación intratendinosa de sustancia proinflamatoria y colágeno + elastina muy desorganizado. En resumidas cuentas, cuando se cronifica, el tendón ha entrado en un bucle del que no es capaz de salir por si mismo y regenerarse, y la rehabilitación es más complicada.

Es por ello que debemos atender a este problema en una situación temprana (aguda), cuando el hombro empiece a manifestar síntomas, para poder evitar que se cronifique y poder resolver el problema mucho más fácilmente.

Tratamiento

El mejor tartramiento para esta alteración suele ser:

  1. Tratamiento fisioterápico con terapia manual: para mantener en orden todos los tejidos afectados. A resaltar la terapia manual con técnicas musculoesqueléticas y neurológicas como neurodinámica.
  2. Tratamiento osteopático: normalizar disfunciones de la articulación glenohumeral y localizar sensibilizaciones de las estructuras que puedan estar implicadas (periféricas y centrales).
  3. Termoelectroterapia: aplicación de agentes físicos, como frío/calor, electroterapia, ultrasonoterapia, etc…
  4. Láserterapia: se ha demostrado que la terapia láser ayuda a la bioestimulación de la región, aportando energía en forma de luz polarizada, permitiendo reducir el dolor, inflamación, y ayudando a regenerar los tejidos afectados, consiguiendo una recuperación más rápida.
  5. Electrolisis: tratamiento excelente para las tendinopatías.
  6. Ejercicio terapéutico.
  7. Estiramientos/ejercicios de fortalecimiento.
  8. Vendaje funcional/neuromuscular.
  9. Prevención y consejos: ayudar a nuestros pacientes a prevenir esta alteración y evitar ciertos ejercicios, posturas o movimientos que nos puedan derivar a un daño en estas estructuras.

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