¿Qué es la tendinitis aquilea?
La tendinitis aquilea es una afección común que afecta a muchas personas, especialmente a aquellas que participan en actividades físicas intensas o deportes que requieren un uso frecuente de los músculos de la pantorrilla. En este artículo, exploraremos en profundidad qué es la tendinitis aquilea, sus causas, síntomas, diagnóstico y opciones de tratamiento.
La tendinitis aquilea, también conocida como tendinitis del tendón de Aquiles, es una lesión que afecta el tendón de Aquiles, que es el tendón más grande y fuerte del cuerpo humano. Este tendón conecta los músculos de la pantorrilla con el hueso del talón y es esencial para la función del pie y el tobillo.
Este tendón conecta los músculos de la pantorrilla (el gastrocnemio y el sóleo) con el hueso del talón (calcáneo) y desempeña un papel fundamental en la capacidad de mover el tobillo y el pie.
La tendinitis aquilea se produce cuando el tendón de Aquiles se inflama debido a una serie de factores, como el exceso de uso, la tensión repetitiva, el envejecimiento, la falta de flexibilidad, el calzado inadecuado, entre otros. Los síntomas comunes de esta lesión pueden incluir dolor en la parte posterior del tobillo o el talón, rigidez, hinchazón y sensibilidad en la zona afectada. El dolor tiende a empeorar con la actividad y puede limitar la capacidad de una persona para caminar o realizar actividades físicas.
El tratamiento de la tendinitis aquilea suele incluir medidas como el reposo, la aplicación de hielo, ejercicios de estiramiento y fortalecimiento, fisioterapia, el uso de ortesis, medicamentos antiinflamatorios y, en casos graves, incluso cirugía. El objetivo principal del tratamiento es aliviar el dolor, reducir la inflamación y restaurar la función del tendón de Aquiles.
Sin embargo, en este blog te indicaremos cuáles son los mejores tratamientos con fisioterapia para esta patología tan común e incapacitante.
Posibles causas de la tendinitis aquilea
La tendinitis aquilea, también conocida como tendinitis del tendón de Aquiles o tendinopatía del tendón de Aquiles, puede ser causada por una serie de factores. Aquí hay algunas posibles causas de la tendinitis aquilea:
- Sobrecarga o uso excesivo: Uno de los factores más comunes que contribuyen a la tendinitis aquilea es el uso excesivo del tendón. Esto puede ocurrir en personas que participan en deportes de alto impacto, como correr, saltar o jugar deportes que involucran movimientos repentinos y explosivos.
- Cambios en la actividad: Un aumento repentino en la intensidad o duración de la actividad física puede ejercer una presión adicional en el tendón de Aquiles y aumentar el riesgo de lesiones.
- Mala pisada o biomecánica lesiva/alterada: Una mala pisada o problemas en la biomecánica de la marcha pueden contribuir al desarrollo de la tendinitis aquilea o tendinitis del tendón de Aquiles. La forma en que una persona camina y el modo en que distribuye su peso al caminar pueden ejercer presión adicional sobre el tendón de Aquiles y aumentar el riesgo de lesiones en este tendón.
- Falta de flexibilidad: La falta de estiramiento adecuado de los músculos de la pantorrilla y del tendón de Aquiles puede hacer que el tendón sea más susceptible a lesiones.
- Calzado inadecuado: El uso de zapatos que no proporcionan un buen soporte para el arco del pie o que no están diseñados para actividades específicas puede contribuir a la tendinitis aquilea.
- Envejecimiento: Con el envejecimiento, los tendones tienden a perder flexibilidad y resistencia, lo que aumenta el riesgo de lesiones, incluida la tendinitis aquilea.
- Cambios anatómicos: Algunas personas pueden tener una predisposición genética a desarrollar tendinitis aquilea debido a diferencias anatómicas en la forma o longitud del tendón de Aquiles.
- Factores de riesgo médicos: Condiciones médicas como la artritis, la diabetes y las enfermedades autoinmunitarias pueden aumentar el riesgo de desarrollar tendinitis aquilea.
- Lesiones previas: Si has experimentado una lesión en el tendón de Aquiles en el pasado, es más probable que desarrolles tendinitis en el futuro debido a la cicatrización y debilitamiento del tejido.
- Malos hábitos de entrenamiento: Realizar ejercicios con una técnica incorrecta o no seguir un programa de entrenamiento adecuado puede aumentar el riesgo de lesiones en el tendón de Aquiles.
- Sobrepeso u obesidad: El exceso de peso puede aumentar la carga en el tendón de Aquiles y aumentar el riesgo de tendinitis.
Es importante señalar que, en muchos casos, la tendinitis aquilea es el resultado de una combinación de varios de estos factores.
Tratamiento, diagnóstico y prevención de la tendinitis de Aquiles
El diagnóstico de una tendinitis aquilea (tendinitis del tendón de Aquiles) generalmente se basa en la evaluación clínica. El fisioterapeuta empleará una serie de pruebas ortopédicas para evaluar el caso, además de utilizar herramientas, como el diagnóstico por imagen, para evaluar el caso.
Para realizar un buen diagnóstico debemos realizar:
- Historia clínica: El fisioterapeuta comenzará por realizar una historia clínica detallada para recopilar información sobre tus síntomas, antecedentes médicos y actividades físicas recientes. Preguntas comunes incluyen cuándo comenzaron los síntomas, la naturaleza del dolor, si has tenido lesiones anteriores en la zona y cualquier actividad que pueda haber desencadenado los síntomas.
- Examen físico: El profesional llevará a cabo un examen físico que incluye la evaluación de la zona afectada. Buscaremos signos de inflamación, hinchazón, sensibilidad y dolor al presionar o mover el tendón de Aquiles. Una de las pruebas con mayor índice de prevalencia es la prueba de compresión, al realizar una fuerza o “pellizco” sobre la región más engrosada del tendón. Si este presenta una tendinopatía, suele provocar un dolor muy agudo ante dicha presión.
- Pruebas de diagnóstico por imágenes: En algunos casos, el fisioterapeuta puede requerir pruebas de diagnóstico por imágenes para confirmar el diagnóstico y evaluar la gravedad de la lesión. Estas pruebas pueden incluir una ecografía o una resonancia magnética, que pueden proporcionar imágenes detalladas del tendón y ayudar a descartar otras posibles causas de los síntomas. Es imprescindible contar con un ecógrafo para poder descartar una tendinopatía del tendón de Aquiles, pues es una prueba sencilla de realizar, sin efectos adversos y con un bajo coste. La ecografía nos ayudará a identificar la gravedad de la lesión, pues podremos observar el patrón fibrilar del tejido, la presencia o no de neovascularización y presencia de zonas deterioradas dentro del tendón (tendinosis).
- Análisis de la marcha: En ciertos casos, el fisiioterapeuta puede requerir de la ayuda de un podólogo experto en biomecánica, para realizar un análisis de la marcha y evaluar la forma en que caminas, y determinar si hay problemas en el reparto de cargas o biomecánicos en la forma en que tu cuerpo se mueve durante la actividad física.
- Descarte de otras afecciones: Es importante descartar otras afecciones que puedan causar síntomas similares, como una fractura de hueso, una bursitis del talón o una lesión en los músculos de la pantorrilla.
Debemos tener en cuenta que pueden existir problemas en otras partes del cuerpo ocasionando dolor en el tendón de Aquiles, como, por ejemplo, puntos gatillo musculares (PGM) en la musculatura de la pierna, el muslo o la cadera.
Otros problemas externos al tendón de Aquiles pueden ser, por ejemplo, problemas estructurales o biomecánicos de la cadera o la columna. Estos pueden repercutir de forma negativa en la tensión que sufre el tendón de Aquiles y la propia biomecánica de la pierna y el tobillo, ocasionando a la larga problemas como por ejemplo tendinitis del tendón de Aquiles.
Tratamientos más comunes utilizados en fisioterapia:
La fisioterapia desempeña un papel crucial en el tratamiento de la tendinitis del tendón de Aquiles.
Un fisioterapeuta especializado en lesiones musculoesqueléticas puede trabajar contigo para aliviar el dolor, reducir la inflamación, mejorar la función y prevenir recurrencias.
A continuación, expondremos los tratamientos más habituales que el fisioterapeuta utiliza para el tratamiento de las tendinopatías del tendón de Aquiles. Empezaremos mencionando los tratamientos más sencillos, para pasar más tarde a los tratamientos más avanzados o Gold Standard para el tratamiento de la tendinitis del tendón de Aquiles.
Evaluación y diagnóstico: como hemos mencionado previamente, es de vital importancia que el fisioterapeuta emplee técnicas ortopédicas y pruebas por imagen, como por ejemplo la ecografía, para identificar el problema y la gravedad de este. Una vez tengamos claro que estamos ante una tendinopatía del tendón de Aquiles, debemos ver la gravedad de la lesión, pues esta condicionará el tratamiento que seguirá el paciente.
Educación: El fisioterapeuta te proporcionará información sobre la tendinitis del tendón de Aquiles, incluyendo las posibles causas y cómo prevenir futuras lesiones. También te enseñará ejercicios y técnicas de autocuidado que puedes realizar en casa.
Ejercicios de fortalecimiento y estiramientos: Uno de los enfoques clave de la fisioterapia para la tendinitis del tendón de Aquiles es el fortalecimiento y estiramiento de los músculos de la pantorrilla y el tendón en sí. Esto puede incluir ejercicios específicos diseñados para fortalecer los músculos de la pantorrilla y mejorar la resistencia del tendón. Los ejercicios de estiramiento también ayudan a mantener la flexibilidad del tendón.
- Estiramiento de la Pantorrilla: Estos ejercicios pueden ayudar a mantener la flexibilidad de los músculos de la pantorrilla y el tendón de Aquiles.
- Estiramiento de la pantorrilla de pie:
Colócate frente a una pared con un pie adelante y otro detrás.
Mantén la pierna delantera doblada y la trasera extendida.
Inclínate hacia adelante manteniendo el talón en el suelo hasta sentir un estiramiento en la pantorrilla.
Mantén la posición durante 30 segundos y repite varias veces.
- Estiramiento de la pantorrilla sentado:
Siéntate en el suelo con las piernas extendidas.
Coloca una banda de resistencia alrededor de la parte delantera de tus pies y tira suavemente de ella hacia ti hasta sentir un estiramiento en la pantorrilla.
Mantén la posición durante 30 segundos y repite varias veces.
- Fortalecimiento de la Pantorrilla: Estos ejercicios ayudan a fortalecer los músculos de la pantorrilla y el tendón de Aquiles.
- Elevaciones de talones:
Posiciónate con los pies apoyados en el suelo y las manos en una pared o barandilla para mayor equilibrio.
Levanta los talones lo más alto posible y luego baja lentamente.
Realiza 3 series de 10-15 repeticiones.
- Ejercicio excéntrico del tendón de Aquiles:
Posiciónate en una superficie elevada (como un escalón) con los talones colgando fuera del borde.
Levanta ambos talones usando ambas piernas y luego baja lentamente un pie de manera controlada.
Usa la pierna no afectada para ayudar a levantar los talones nuevamente y repite el ejercicio en la pierna afectada.
Realiza 3 series de 10 repeticiones en cada pierna.
- Ejercicios de Equilibrio: Estos ejercicios pueden ayudar a mejorar la estabilidad del tobillo y prevenir futuras lesiones.
- Ejercicio de una sola pierna:
Posiciónate sobre la pierna afectada y trata de mantener el equilibrio durante 30-60 segundos.
Repite en la otra pierna.
- Masaje y Rodillo de Espuma: Utiliza un rodillo de espuma para masajear suavemente los músculos de la pantorrilla y el tendón de Aquiles para reducir la tensión y mejorar la circulación.
Técnicas de movilización y masaje: El fisioterapeuta puede realizar técnicas de movilización y masaje en la zona afectada para reducir la tensión muscular, mejorar la circulación sanguínea y promover la curación.
Además, las técnicas de terapia manual que empleará el fisioterapeuta deberán ir encaminadas a buscar la reducción del dolor mediante una serie de estímulos mecánicos en ciertos puntos anatómicos con los que conseguiremos reducir el dolor derivado de la tendinitis aquilea.
Entrenamiento de la marcha y la técnica de correr: si el paciente presenta una alteración en el reparto de cargas en los miembros inferiores o una mala biomecánica (mala pisada, o pisada lesiva), el fisioterapeuta deberá contar con la ayuda de un podólogo que ayude a examinar esa biomecánica del paciente, y poder desarrollar un tratamiento con hortensias plantares personalizadas que solucione el problema derivado de la biomecánica. esto ayudará a solucionar el problema biomecánico que esté causando la lesión en el tendón de Aquiles, ayudando a la curación de esta tendinitis, y previniendo que vuelva a aparecer en un futuro.
Técnicas de fisioterapia avanzada: En Clínica Arias somos expertos en diagnóstico y tratamiento mediante intervencionismo ecoguiado. Nuestra amplia experiencia en el campo de la fisioterapia traumatológica, y la médico quirúrgica del sistema músculo esquelético, de la mano de la más avanzada tecnología, nos da la oportunidad de poder diagnosticar y tratar problemas como la tendinitis del tendón de aquiles de la manera más eficaz y eficiente posible.
Como ya hemos comentado anteriormente, es imprescindible realizar un buen diagnóstico de la lesión para conocer el estado de esta y su gravedad, pues la gravedad de la lesión condicionará el tratamiento que va a desarrollar el fisioterapeuta.
En clínica Arias recomendamos encarecidamente que además de realizar un examen físico y ortopédico, contemos con la ayuda de un ecógrafo para poder visualizar mediante una imagen la calidad del tejido del tendón. esto nos ayudará a identificar patrones de neovascularización (tendinosis), regiones del tendón que tengan un deterioro tisular, regiones inflamadas o edematosas, la hipertrofia que pueda presentar el tejido, posibles calcificaciones, entre otros muchos signos que nos puede derivar la tendinitis del tendón de Aquiles.
Las técnicas más avanzadas y eficaces para el control y la resolución de la tendinitis del tendón de Aquiles son las siguientes:
- Electrólisis Percutánea Intratisular (EPI): la técnica EPI nos permitirá realizar un cambio en el tejido tisular dentro del propio tendón de Aquiles, esto nos permitirá liberar el tejido deteriorado, limpiar la zona de sustancias alógenas, y permitir la regeneración del tejido. Por lo tanto, será una técnica Gold Estándar para el tratamiento de la tendinitis aquilea. Dicha técnica permite al fisioterapeuta realizar cambios de forma directa en el propio tejido permitiendo así la curación de la patología.
esta técnica debe realizarse siempre bajo la supervisión y dirección de un fisioterapeuta especializado en la técnica EPI, además de contar en todo momento con un ecógrafo, que nos permita realizar la técnica de la manera más segura y eficaz posible.
- Técnicas de neuromodulación: como ya hemos comentado en un post de blog Electropunción: qué es, beneficios y aplicación, la neuromodulación es una técnica dentro de la fisioterapia invasiva que nos permite controlar la información sensitiva y motora que llega a nuestros tejidos. De esta manera podemos controlar el dolor que siente un paciente en cierta zona del cuerpo que está alterada, además de mejorar la conductividad nerviosa que permite una recuperación mucho más rápida y avanzada de la región a tratar.
Al igual que con la técnica EPI, si realizamos la neuro modulación de forma percutánea, debemos realizarla siempre bajo la supervisión y dirección de un fisioterapeuta especializado en este tipo de técnicas, además de contar en todo momento con un ecógrafo que nos permita realizar la técnica de la manera más segura y eficaz posible.
- Radiofrecuencia INDIBA: la aplicación de este tipo de tecnología nos permitirá trabajar con tejido deteriorado de una forma totalmente indolora y prácticamente sin efectos secundarios. la radiofrecuencia INDIBA nos permitirá acelerar el metabolismo celular entre 5 y 10 veces permitiendo así mejorar los tiempos de migración, regeneración, reparación y especialización celular del tejido dañado, mejorando los tiempos de regeneración y de recuperación del paciente enormemente.
- Aplicación de ondas de choque: las ondas de choque son un tipo de tecnología que emplea el efecto físico del sonido para aumentar la vascularización de la región afectada, así como un efecto directo sobre las células dañadas del tejido. Esto nos permite una regeneración del tejido alterado mucho más eficaz, además de ayudar a controlar y reducir el dolor enormemente.
- Técnicas de hipertermia: el fisioterapeuta utilizará tecnología que emplee la hipertermia en el tejido localizado, con el fin de estimular la regeneración del tejido tisular deteriorado y reducir el dolor considerablemente.
- Aplicación de campos electromagnéticos: la aplicación de un campo electromagnético de tipo inductivo ayudará a neuromodulador la región alterada reduciendo enormemente la sintomatología del paciente, esto nos permitirá elaborar un tratamiento mucho más eficaz y efectivo, mejorando enormemente los tiempos de recuperación del paciente. Al mismo tiempo este tipo de campo electromagnético mejorará la conductividad nerviosa y activará ciertos mecanismos fisiológicos que aumentan la vascularización de la región a tratar.
Control de la carga de trabajo: El fisioterapeuta puede ayudarte a establecer un plan de regreso gradual a las actividades físicas y deportivas, evitando la sobrecarga del tendón durante la recuperación.
Automasajes para la tendinitis de Aquiles
- Masaje de la pantorrilla con una pelota de tenis:
Siéntate en una silla o en el suelo con las piernas extendidas frente a ti.
Coloca una pelota de tenis debajo de la pantorrilla afectada.
Usando el peso de tu cuerpo, rueda suavemente la pelota hacia adelante y hacia atrás a lo largo de la pantorrilla, centrándote en la zona del tendón de Aquiles.
Presta atención a los puntos de mayor tensión y realiza movimientos circulares sobre ellos.
Hazlo durante unos minutos al día.
- Masaje con hielo y pelota de tenis:
Llena una botella de agua y colócala en el congelador para que se congele.
Una vez congelada, coloca la botella en el suelo y siéntate en una silla.
Usa la planta del pie para rodar la botella congelada hacia adelante y hacia atrás bajo la pantorrilla.
Realiza movimientos suaves y lentos durante 5-10 minutos.
Este masaje combina el beneficio del masaje con la aplicación de frío, lo que puede ayudar a reducir la inflamación.
- Estiramiento de la pantorrilla con automasaje:
Coloca un rodillo de espuma debajo de la pantorrilla afectada.
Mientras aplicas presión sobre el rodillo, realiza el estiramiento de la pantorrilla estirando la pierna hacia adelante.
Luego, flexiona la rodilla para estirar los músculos de la pantorrilla en diferentes ángulos.
Realiza este ejercicio durante unos minutos para combinar el automasaje con el estiramiento.
- Estiramiento de la pantorrilla con banda de resistencia:
Siéntate en el suelo con las piernas extendidas.
Coloca una banda de resistencia en la parte superior del pie del lado afectado y sostén los extremos de la banda con las manos.
Flexiona el tobillo hacia arriba y hacia ti, manteniendo la tensión en la banda de resistencia para estirar la pantorrilla.
Mantén el estiramiento durante 30 segundos y repite varias veces.
- Masaje con los dedos:
Siéntate en una silla con los pies apoyados en el suelo.
Usa los dedos pulgares para aplicar una presión firme pero suave a lo largo del tendón de Aquiles, desde el talón hacia arriba hacia la pantorrilla.
Realiza movimientos circulares y de amasamiento durante 5-10 minutos.
- Rodillo de espuma (Foam Roller):
Coloca un rodillo de espuma debajo del tendón de Aquiles.
Usando el peso de tu cuerpo, rueda suavemente hacia adelante y hacia atrás sobre el rodillo de espuma.
Presta atención a cualquier punto doloroso o tenso y mantén la presión sobre esos puntos durante unos segundos antes de continuar.
Realiza este automasaje durante unos minutos al día.
Estos ejercicios de automasaje y estiramiento pueden complementar tu tratamiento para la tendinitis de Aquiles, pero recuerda que es importante seguir las recomendaciones de tu fisioterapeuta o médico y ser consistente en su realización.
antes de realizarlo deberás consultarlo con tu fisioterapeuta, para asegurarte de que su realización no interfiere con otro tratamiento que estés realizando, como por ejemplo, la aplicación de frío local o la toma de antiinflamatorios si estás recibiendo un tratamiento con electrolisis en el tendón.