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Metatarsalgia: ¿qué es y cómo solucionarla?

Metatarsalgia: ¿qué es y cómo solucionarla?

¿Qué es una metatarsalgia?

A groso modo, es el dolor e inflamación que se produce en una parte anterior del pie, también conocido como el metatarso, más específicamente, la cabeza metatarsal. 

Aspecto de los huesos del pie
Localización exacta de las cabezas de los metatarsianos

La Metatarsalgia se traduce como” dolor de metatarso”, siendo el metatarso la parte correspondiente del pie que va desde el tarso (zona proximal y media del pie) hasta el nacimiento de los dedos y que conforma la parte anterior del mismo.

En la mayoría de los casos, el dolor se acompaña de durezas en la zona plantar, que en estadios avanzados terminan convirtiéndose en los desagradables callos o clavos plantares (hiperqueratosis o helomas plantares).

Dureza o Hiperqueratosis provocada por un exceso de presión en los metatarsianos
Dureza o Hiperqueratosis provocada por un exceso de presión en los metatarsianos

Es más frecuente en personas activas, tanto hombres como mujeres.

 Estadísticamente, las más afectadas por esta alteración son las mujeres.

También es frecuente en aquellas personas que llevan calzados inapropiados, pues en estos casos se produce una sobrecarga mecánica a nivel de la cabeza de los metatarsianos y en personas con los pies cavos.

La intensidad y localización del dolor puede variar y puede afectar a uno o dos dedos de los pies, a veces todo el pie o incluso los dos pies a la vez.

Esta, puede empeorar al estar de pie, caminar o correr, ya que el peso de nuestro cuerpo recae con mayor fuerza sobre la zona afectada.

¿Cuáles son los signos y síntomas de la metatarsalgia?

El síntoma principal es el dolor, que puede variar en intensidad y localización, siendo este más grave cuando nos ponemos de pie y nos movemos. Algunos pacientes lo describen como:

  1. Dolor quemante y/o punzante en la parte anterior del pie y/o cerca de los dedos de los pies.
  2. Que aumenta al caminar con los pies descalzos, y más aún si caminamos sobre una superficie dura.
  3. Dolor que empeora al estar de pie o moviéndose, pero disminuye cuando quitamos el peso de nuestros pies.
  4. Sensación de hormigueo en los dedos de los pies.
Sensación de fatiga, hormigueo, quemazón y dolor en pies y pierna.
Sensación de fatiga, hormigueo, quemazón y dolor en pies y pierna.

¿Qué factores pueden causarla?

La causa principal y fundamental es la PRESION. La distribución de la carga en nuestro pie es fundamental, y una alteración en esta puede provocarnos muchas alteraciones. En este caso, la carga alta y constante en el antepié nos provocará en un inicio una metatarsalgia.

Exploración del reparto de presiones mediante baropodometría. Exceso de presión en la zona metatarsal.

Un agravamiento de la metatarsalgia suelen ser los neuromas: en el pie hay pequeños nervios entre los huesos metatarsianos, los cuales, cuando se ven presionados, el pequeño nervio queda atrapado entre ellos y comienza a inflamarse, agravándola.

Vemos como se carga la zona del antepié al utilizar calzado con tacón alto

El pie tiene 5 metatarsianos, el primero de ellos es el más corto y grueso, los otros más delgados, tienen todos una forma similar, siendo más cortos progresivamente desde el 2 hasta el 5º.

Durante la fase de despegue, cuando iniciamos la marcha, la fuerza del peso del cuerpo se transmite desde el pie a la cabeza de los metatarsianos, y esta fuerza se transmite en casi su totalidad en el 1º y 2º metatarsianos.

La mayoría de los problemas de sobrecarga de los metatarsianos, se producen cuando aparecen algunos cambios en la manera en que se transmite la fuerza a los dedos. Este exceso de presión origina inflamación en la zona afectada, junto con dolor en la cabeza de los metatarsianos.

Sin embargo, en la mayoría de los casos, concurren varios factores en la aparición de una metatarsalgia, como, por ejemplo:

  1. El uso de un calzado poco adecuado. Calzado con tacones altos y de puntera estrecha, o calzado deportivo con una suela estrecha y mal almohadillada.
  2. Las personas con sobrepeso; dado que el peso del cuerpo se transmite al ante pie. Cuanto más peso se tenga, mayor es la probabilidad de desarrollar una metatarsalgia.
  3. La edad; cuando una persona envejece, la capa de grasa que protege el pie se puede volver más delgada y el pie tiene menos protección contra el impacto y la carga.
  4. Ejercicio de alto impacto. Las personas que corren o realizan deportes de alto impacto tienen un mayor riesgo de metatarsalgia, debido a que sus pies absorben grandes cantidades de fuerza.
  5. La forma del pie y de los dedos del pie. Como por ejemplo en el caso de un Pie Cavo. Este tipo de pie se caracteriza por tener un arco mayor de lo normal, siendo justamente lo opuesto al famoso Pie Plano. Esto hace que apoyemos todo el peso de nuestro cuerpo sobre una superficie más reducida (el talón y la cabeza de los metatarsianos), con lo cual, tanto la parte del talón como la del antepié sufren una mayor presión, dando origen a ese dolor tan agudo, especialmente en la zona anterior, que está menos preparada para soportar una gran carga.
  6. También existen otros casos en que la persona tiene un segundo dedo del pie más largo que el dedo gordo del pie, lo que puede provocar un aumento de la presión sobre los metatarsianos.
  7. Las fracturas por estrés. Se trata de pequeñas grietas en los huesos de los dedos o metatarsianos que pueden causar dolor cuando el peso se coloca en un pie.
Dolor localizado en el antepié, debido a una metatarsalgia

Además, existen ciertas condiciones médicas que pueden causar metatarsalgia, como:

  1. Juanete. Se trata de una protuberancia dolorosa e inflamación que se produce en la base del dedo gordo del pie. El dedo gordo del pie se debilita y se produce un aumento del estrés en el metatarso del pie. Esta condición puede ser causada por el uso de zapatos que son demasiado estrechos.
  2. Enfermedades articulares como la gota, artritis reumatoidea, u otras de carácter inflamatorio y degenerativo, facilitan el frágil equilibrio de repartición de cargas en el ante pie.
  3. Acumulación de líquido en el pie.
  4. Neuromas.
  5. Diabetes, debido a la afectación neuropática de estos pacientes.

Si no tratamos adecuadamente una metatarsalgia nos podemos encontrar:

  1. Que el dolor se propague a otras partes del pie o incluso al otro pie.
  2. Que aparezca un dolor en otro lugar del cuerpo debido a la marcha antiálgica (cojera) causada por el dolor en el pie.

¿Qué tratamientos existen para la metatarsalgia?

Los siguientes métodos pueden ayudar a aliviar el malestar y el dolor:

  1. Medidas antinflamatorias, como aplicación de hielo, reposo, elevación del pie, e incluso el uso de antinflamatorios, ayudaran a calmar el dolor momentáneamente.
  2. Evitar los deportes de alto impacto e intentar algo más ligero como nadar o bicicleta.
  3. Debemos analizar la distribución de las presiones plantares y estudiar la posición y movilidad del resto de estructuras que nos la pueden alterar, como, por ejemplo, las rodillas, caderas, sacro, espalda, rectificación cervical, alteraciones digestivas, alteraciones miofasciales importantes, alteraciones de la mandíbula, etc…

Una vez analizados todos estos parámetros y estructuras, y en caso de requerirlo, iniciar un tratamiento con ortesis plantares personalizadas que nos aporten beneficios como: biomecánica correcta, equilibrar las cargas, ayudar a la propulsión, dar estabilidad, amortiguación…, entre ellas.

Iniciamos tratamiento con ortesis plantares a medida para resolver el problema
Iniciamos tratamiento con ortesis plantares a medida para resolver el problema

El inicio de un tratamiento con ortesis plantares personalizadas en pacientes que sufren de metatarsalgia, supone un antes y un después en la calidad de vida de estos pacientes, pues esta alteración deja de ser un problema para ellos, ganando una calidad de vida enorme. Por lo tanto, el estudio biomecánico completo (del cuerpo entero para localizar dónde está el problema) y el uso de ortesis plantares a medida, se encuentra en el TOP del tratamiento de esta alteración tan frecuente.

Cambiar el calzado por uno más cómodo y anatómico, con un tacón que no supere los dos o tres centímetros de altura, puntera redondeada y suela flexible con un grosor adecuado, pala deformable, pequeño quiebre anterior y un pequeño contrafuerte.

Bajar de peso: trate de mantener un peso corporal saludable.

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