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¿Cómo tratar una lumbalgia en fisioterapia?

¿Cómo tratar una lumbalgia en fisioterapia?

Acudir a una clínica de fisioterapia para tratar la lumbalgia es una de las consultas más demandadas por nuestros clientes debido a que el dolor de espalda es uno de los más comunes y, en muchas ocasiones, impide el desarrollo de las actividades diarias.

Si sientes algún dolor en cualquier zona de la espalda, es posible que necesites un tratamiento de fisioterapia para combatir la lumbalgia, un problema que, aunque aparentemente no parece grave, puede derivar a problemas muy serios.

Para más información, continúa leyendo este post, ¡te contamos todos los detalles!

¿Qué es una lumbalgia?

La lumbalgia supone la visita más frecuente de los pacientes a las consultas de médicos o fisioterapeutas, con una prevalencia en la población del 70%.

En la región lumbar coexisten multitud de estructuras con distintas funciones: estabilidad, movilidad, sostén, protección, etc. y cualquier alteración en una de ellas puede originar un cuadro de lumbalgia.

De esta manera, la lumbalgia puede tener distintas fuentes:

  • Origen articular: la región lumbar posee distintas articulaciones entre vértebras, sacro e ilíacos. Cuando el paciente presenta una alteración articular, esta puede provocar dolor lumbar.
    Las articulaciones más relevantes en una lumbalgia son las carillas articulares intervertebrales, las articulaciones vertebrodiscales e intervertebrales, las articulaciones sacroilíaca y lumbosacra.

  • Origen muscular: la musculatura de la región lumbar es muy voluminosa y profunda, debido a que debe proveer de movilidad y al mismo tiempo estabilidad al tronco. Dependiendo del tipo de musculatura afectada, la sintomatología variará, pero siempre provocará dolor en la región lumbar.
    Los músculos más relevantes en una lumbalgia son los músculos paravertebrales, los multífidos, iliocostales, longísimos, cuadrado lumbar, serrato posteo inferior, intertransversos, psoas y la musculatura pelvitrocantérea.
    El tratamiento con fisioterapia es altamente efectivo en estos casos, más aún si el fisioterapeuta combina diversas técnicas para resolver el problema del paciente.

  • Origen nervioso: el raquis lumbar posee una inervación muy rica procedente del plexo dorsolumbar, lumbar y sacro. Cualquier alteración que afecte a dicha inervación puede provocar dolor a nivel lumbar e incluso irradiarse a otras zonas, como el glúteo o la pierna.

Las estructuras nerviosas más relevantes ante una lumbalgia son los ramos anteriores y posteriores y los ganglios sensitivos vertebrales. Una vez ramificadas dichas estructuras nos encontraremos con multitud de estructuras nerviosas que, dependiendo de la sintomatología del paciente, se tratara de un nervio u otro.
El tratamiento con fisioterapia irá encaminado al valorar el tipo de raíz nerviosa afectada para poder enfocar el tratamiento lo mejor posible para el paciente.

  • Origen ligamentoso: los ligamentos son estructuras pasivas que nos proporcionan estabilidad. Cuando estos se ven dañados, ya sea por traumatismos, movimientos bruscos, lesiones, etc, pueden generar un dolor difuso periférico a la zona de dicho ligamento. Si este se encontrase en la zona lumbar, provocará un dolor difuso en la región lumbar.
    Los ligamentos más importantes en la región lumbar son los ligamentos vertebrales comunes, ligamento amarillo, ligamentos intertransversos, ligamento iliolumbar y ligamentos sacroilíacos.
  • Origen discal: los discos intervertebrales son estructuras que se localizan entre dos vértebras para proporcionar amortiguación y movilidad. Cuando estos discos sufren un deterioro por desgaste, un traumatismo, etc, pueden provocar diversos síntomas.

Las alteraciones más frecuentes son las protrusiones discales o las hernias discales, las cuales, en función del grado de afectación, pueden comprimir una raíz nerviosa y originar sintomatología nerviosa, o irritar un ligamento estabilizador, originando sintomatología.

  • Origen visceral: es un dolor profundo e inespecífico. El profesional debe establecer la relación entre el dolor y la actividad de la víscera, siendo las vísceras genitales y las vísceras digestivas medias y bajas las que ocasionan con más frecuencia dolor a nivel lumbar.
  • Origen tegumentario: la presencia de cicatrices o lesiones cutáneas y/o en la piel, puede provocar adherencias miofasciales que desencadenen dolor en la región afectada.

El fisioterapeuta debe valorar la existencia de estas alteraciones para comenzar un tratamiento, aliviando así la sintomatología del paciente.

Estas pueden deberse a heridas, lesiones, intervenciones quirúrgicas, traumatismos, fracturas, etc..
El fisioterapeuta debe realizar un test miofascial para determinar la región afectada de dicha retracción miofascial y verificar si los síntomas de dicha lumbalgia tienen relación con dicha fascia o cicatriz.

¿Qué terapias se usan en el dolor lumbar?

En función del tipo de estructura que esté originando la sintomatología o lumbalgia en el paciente, el fisioterapeuta utilizará una serie de técnicas para su resolución.

La lumbalgia presenta un tratamiento muy satisfactorio con la fisioterapia. Gracias al fisioterapeuta, la lumbalgia puede ser tratada desde una etapa muy temprana, pudiendo realizar un tratamiento precoz, evitando así, la cronificación de esta alteración.

Existen multitud de test, técnicas o pruebas diagnósticas en fisioterapia para determinar cuál es la estructura que está generando dicha lumbalgia, entre ellas: los test osteopáticos, pruebas ortopédicas, test funcionales, examen ecográfico, además de valorar la clínica del paciente y el recorrido del dolor del paciente.

Una vez localizada la estructura que está generando dolor, las terapias que puede emplear el fisioterapeuta pueden ser muy diversas:

  • Terapia manual: la cual buscará inhibir la estructura cuyo tono esté alterado, devolviendo así su normotono, su movilidad y su actividad fisiológica, dejando de generar dolor. En función del tipo de estructura que esté generando el problema, de su disposición y profundidad, el fisioterapeuta utilizará unas técnicas manuales u otras para alcanzar dicha estructura y poder estimularla con técnicas manuales.

  • Técnicas osteopáticas manipulativas: estas técnicas, al igual que las técnicas de terapia manual, buscan devolver a la estructura su funcionamiento normal, devolver la movilidad al tejido, liberar hipomovilidades a las articulaciones que las sufran, y resolver el dolor del paciente.

  • Técnicas de descompresión vertebral: estas técnicas tienen como principal finalidad reducir la presión intravertebral que sufra un segmento vertebral y este generando sintomatología en el paciente. Al liberar de presión un segmento vertebral, podemos resolver el dolor provocado por una compresión nerviosa, una protrusión o hernia discal, podemos reducir la espasticidad de una musculo intervertebral o ligamento que este generando dolor. Son técnicas muy seguras y con gran poder terapéutico.

  • Técnicas de stretching: las técnicas de stretching o estiramiento son muy útiles ante las lumbalgias pues nos permiten devolver la elasticidad al tejido alterado, además de permitirnos usar técnicas articulares y trabajar las articulaciones gobernadas por dichos músculos o ligamentos a estirar.

  • Osteopatía visceral: las técnicas osteopáticas viscerales permiten al fisioterapeuta realizar un estímulo a la víscera y liberarla de tensión, además de devolverle movilidad.

  • Punción seca: esta técnica de fisioterapia invasiva nos permite localizar el músculo afectado por hipertonía, bandas tensas, puntos gatillo, etc., e inhibirlo para resolver cualquier alteración que presente y con esta, el dolor.

  • Neuromodulación: la neuromodulación nos permite trabajar el tejido diana con pequeños estímulos eléctricos para eliminar el dolor del paciente. Es una técnica extraordinariamente resolutiva si se realiza previamente una buena exploración y diagnóstico del paciente.

  • Electrolisis percutánea intratisular (EPI): la EPI, al igual que la neuromodulación, nos permite dar al tejido diana un estímulo que consiga resolver la alteración que presenta el tejido. Esta técnica está especialmente indicada en la patología inflamatoria y degenerativa del tejido blando, sin embargo, también nos permite estimular intensamente el tejido para devolverle el normotono y su actividad fisiológica.

  • Activación del neuroeje: esta técnica combina los efectos de la neuromodulación, la EPI, y otras terapias, con técnicas utilizadas por anestesistas y traumatólogos para abordar patología de columna. Esto nos permite realizar estímulos medulares y de columna, lo cual es increíblemente satisfactorio, pues los cambios en el umbral de dolor del paciente son prácticamente instantáneos y nos permite fortalecer y aportar estabilidad a la región vertebral lumbar del paciente.

  • Termoelectroterapia: la aplicación de estímulos térmicos y eléctricos periféricos nos permiten provocar analgesia y devolver elasticidad al tejido, reduciendo así la sintomatología del paciente y ayudar a recuperar el tejido del paciente.

  • Aplicación de campos electromagnéticos: la aplicación de campos electromagnéticos nos permite trabajar prácticamente cualquier tejido del cuerpo sin la necesidad de tocar al paciente. Este campo electromagnético, entre muchas otros efectos, nos permite realizar una estimulación del tejido blando y del sistema nervioso, provocando analgesia y reduciendo la espasticidad de este.
    También podemos realizar microcontracciones del músculo lo que nos permitirá realizar un bombeo muscular pasivo, o una serie de contracciones para fortalecer un músculo o una zona del cuerpo específica, lo cual es altamente resolutiva para el paciente, es totalmente indoloro y consigue reducir en gran medida el dolor del paciente.

¿Cuántas sesiones de fisioterapia son necesarias para recuperarse?

Esto dependerá del tipo de afectación del paciente, pues no es lo mismo una lumbalgia provocada por el espasmo de un músculo lumbar profundo, que por una espondilolistesis, que por una hernia discal. También dependerá del tiempo de evolución, de factores asociados, como, por ejemplo, otras patologías, lesiones o enfermedades, de dismetrías o cirugías a las que se ha sometido el paciente, etc.


Estadísticamente, podríamos hablar de 1-3 sesiones para lumbalgias con sintomatología leve y 5-8 sesiones para lumbalgias graves. Sin embargo, esto es un dato inespecífico, pues cada caso debe ser valorado de forma individual.

Consejos que ayudan a prevenir lumbalgias

Ejercicios

Los ejercicios isométricos son muy utilizados en fisioterapia para fortalecer con ejercicios muy seguros y controlados el raquis lumbar y fortalecer todas las estructuras lumbares.

Malas posturas

Debemos evitar siempre posturas incorrectas que nos agudicen las molestias, pues estarán poniendo en estrés nuestros tejidos y esto, estará provocando hipertonías reactivas que, a la larga, nos molestaran.

Debemos buscar siempre una correcta higiene postural que nos garantice una buena biomecánica y evite sobrecargas del tejido.

Movimientos bruscos

Estos pueden dañar o irritar las estructuras de nuestras lumbares, por lo tanto, generar una lumbalgia mecánica.

Fisioterapia

Es importante prestar atención a nuestras lumbares, pues es una de las regiones del cuerpo sometidas a más estrés mecánico en nuestro día a día. El tratamiento fisioterápico permitirá a nuestro fisioterapeuta encontrar cualquier alteración que pueda repercutir en nuestras lumbares y así prevenir una lumbalgia.

Estiramientos

Los estiramientos de las lumbares son de gran importancia debido a la gran hipertonía que suelen presentar las estructuras y tejidos blandos de esta zona, pues deben garantizar movilidad y estabilidad al mismo tiempo, en una zona que carga mucho peso. Por lo que estos tejidos blandos, al estar sometidos a mucho estrés mecánico, necesitan liberar dicha hipertonía mediante estiramientos.ç

Si tienes problemas de espalda, no dudes en contactar con nuestra Clínica Arias, especialistas en fisioterapia.


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