En Clínica Arias contamos con el tratamiento de quiropodología en Córdoba. Gracias a la quiropodia, el podólogo es capaz de ofrecer un tratamiento a las necesidades del paciente para el cuidado, mantenimiento y prevención de las estructuras del pie.
La quiropodologia supone un tratamiento aplicado por el podólogo para tratar las afecciones del pie y las uñas del pie. El podólogo utilizará el material indicado para tratar las múltiples alteraciones que el paciente pueda sufrir tanto en la piel, como en las uñas del pie.
El tratamiento con una quiropodia, además de resolver y/o tratar el problema actual del paciente, permite al podólogo hacer una exploración completa del pie para detectar cualquier otra alteración que pudiera existir en el pie o prevenirla.
Existen multitud de alteraciones que pueden afectar al pie. En Clínica Arias, nuestro podólogo se encargará de realizar una exploración, diagnóstico y tratamiento para resolverlas y/o prevenirlas:
Debes visitar a un quiropodista si presentas cualquier tipo de dolor o molestia en los pies, como callos, ampollas, uñas encarnadas o deformidades. También es recomendable acudir a un quiropodista para prevenir problemas futuros, especialmente si tienes antecedentes de problemas podológicos.
El tratamiento quiropodológico puede ser un poco incómodo, pero no debería ser doloroso. Los quiropodistas utilizan técnicas y herramientas especiales para minimizar cualquier dolor o molestia durante el tratamiento.
Es normal tener un poco de dolor o molestia después de un tratamiento quiropodológico, especialmente si se ha realizado algún tipo de procedimiento invasivo, como la eliminación de un callo o una uña encarnada. Sin embargo, el dolor debe ser temporal y se puede aliviar con medicamentos de venta libre. Si el dolor persiste o empeora, debes comunicarte con tu quiropodista de inmediato.
El tiempo de recuperación después del tratamiento de una uña encarnada depende del grado de gravedad de la afección y del tipo de tratamiento que se haya realizado. En general, la mayoría de las personas experimentan una recuperación completa en aproximadamente 1 a 2 semanas después del tratamiento. Sin embargo, es importante seguir las instrucciones del quiropodista después del tratamiento y cuidar adecuadamente el área para evitar infecciones y otros problemas.